viernes, 4 de febrero de 2011

CUENTO CERO

Hemos tenido un clima muy variable, estamos a mitad del verano en el hemisferio norte y lo mismo tenemos días calurosos que noches frías. Nos ha golpeado un fenómeno climático llamado “El niño”, que se caracteriza por un anormal calentamiento del mar frente a las costas del Pacífico sudamericano. Dicho fenómeno trastoca los sistemas climáticos en forma imprevisible.

Lo mismo causa terribles sequías con calores anormales, lo cual ocasiona incendios forestales que se cuentan por miles, o torrenciales lluvias que desbordan ríos y arrasan con pueblos y siembras. Por otra parte, los volcanes parecen despertar de centenarios sueños y amenazan con lluvias de ceniza y algunas emanaciones de magma.

Pensando en estas cosas me quedé dormido. De pronto me sentí caer en un pozo negro sin aparente fondo. No sentí temor, pues ya en alguna ocasión había experimentado este fenómeno. De pronto cesó la caída, me sentí suspendido en medio de la nada, frase sin sentido que expresa ausencia total, aún de luz, de ahí la oscuridad que me envolvía. El tiempo pareció detenerse, no sentía mi cuerpo y una ligera angustia me empezó a escocer. De pronto vi junto a mi una pequeña luz, como una chispa parpadeante y sentí, o presentí a mi viejo camarada: mi Espíritu.

—Efectivamente, dijo, - pensé que lo dijo- estoy aquí y es mi forma natural, no soy mas que un átomo de energía en el universo infinito. Como te habrás dado cuenta, hoy no está con nosotros nuestro cuerpo, sólo tú, mente y yo, energía.

La Mente, asombrada, no atinaba a responder, por lo que continuó el Espíritu.

—Como te darás cuenta, esta es una experiencia solo intelectual, fuera del plano físico conocido por el cuerpo, ya tú te encargarás de transmitirle esta aventura. Nuestro Cuerpo se durmió con una preocupación por lo que ocurre con el clima en la Tierra y una forma de hacerle comprender lo que sucede es la que experimentaremos. Primero recordemos que toda evolución tiene un principio y un final. Todo lo que ocurre en la Creación, está señalado. Me refiero al final en sí, no a la forma en que se desarrolle. El hombre, desde la Creación, fue dotado de libre albedrío y también de capacidad de razonamiento, para discernir entre el bien y el mal.

—La Mente intervino, Recuerdo que en todas las culturas se hace alusión al fin del mundo y mas o menos lo sitúan en un período de tiempo determinado.

—En efecto, retomó el diálogo el Espíritu, aunque la escatología que mencionas no es el final absoluto de la Tierra, sino de la actual civilización. Esos registros a que te refieres fueron confiados a Maestros de la antigüedad, quienes a su vez los dejaron señalados de diversas formas, para que pasados los siglos, los estudiosos de estos temas los fuesen comprendiendo. Pero partamos ya, continuó, y de inmediato salieron del pozo negro para situarse en el hemisferio Sur de la Tierra.

Debido a que ambos seres son formas de energía, se movieron a la velocidad de la luz, a fin de observar el enorme hueco en la capa de ozono que protege al planeta y que permite el paso de gran parte de los rayos ultravioleta procedentes del sol y que llegan a la superficie terrestre.

—Este es el efecto que inicia el proceso que nos ocupa, dijo el Espíritu; te hablo del efecto, porque enumerar las causas sería largo y además inútil. Pero su importancia es mayúscula, aunque el proceso es lento; En realidad se inició cuando el ser humano rompió el ciclo de tala y renuevo de los bosques, pues en ese momento se modificó la química de gases atmosféricos. Resultado: Sobrecalentamiento de algunas masas de aire, dando lugar a sequías extremas y ciclones desmesurados. Avance paulatino de los desiertos, reducción de los mantos acuíferos subterráneos. Hambrunas donde antes había abundancia.

—El ser humano, continuó el Espíritu, muy tarde ha comprendido que el planeta es un cuerpo vivo; te hablo de vida para que mejor lo comprendas, pues las ciencias consideran al reino mineral como una piedra aislada, lo cual es un enorme error.

—Pero, intervino la Mente, los minerales son modificables por el hombre, pero si dejamos un trozo de plata nativa como pisapapeles, el mineral permanecerá inalterable para siempre.

—Eso es parte del error, apuntó el Espíritu, si lo vemos como un objeto aislado, parcialmente tendrás razón, pero yo me refiero al planeta en su conjunto. Vamos ahora al centro de la Tierra.

Con la rapidez del pensamiento, ambos seres penetraron hasta el centro del planeta.

—Todo en la naturaleza debe conservar un sano equilibrio, dijo el Espíritu, lo mismo al hablar del cuerpo animal, que de un cuerpo de agua. Si a tu cuerpo le sube la temperatura, es una señal de alarma, quiere decir que hay alguna anomalía en alguna parte del cuerpo. Hablando de un cuerpo de agua, si varía la temperatura o se desequilibra el pH, es decir, el nivel de acidez del agua, los seres vivos que tengan su hábitat en ese cuerpo de agua empezarán a morir; ese cuerpo de agua a su vez está conectado con otros, que finalmente llegarán al mar. Ya hemos visto como los cambios de temperatura en el mar causan ciclones y tornados de grandes proporciones, lluvias torrenciales y mas muerte de la fauna marina.

—Estos desusuales escurrimientos de agua penetran a las capas inferiores de la corteza terrestre, cuando encuentran alguna ramificación volcánica, conduciendo magma procedente del manto que se encuentra inmediatamente debajo de la corteza, tienden a formar grandes concentraciones de vapor que eventualmente ocasionarán el despertar de volcanes históricamente dormidos.

—En tanto iban penetrando hacia el centro de la tierra, el Espíritu explicaba, después de la capa superficial de la Tierra, viene la capa piroplástica conocida como manto, donde flotan y derivan los continentes; como podrás comprender, al sobrevenir las explosiones volcánicas, emitiendo grandes volúmenes de magma, cambia el estado de esta zona plástica, lo que puede dar como resultado movimientos anormales de la superficie.

—En seguida del manto encontramos el núcleo exterior, compuesto por material líquido a enormes temperaturas, si se desequilibra el manto, habrá repercusiones en el núcleo externo y los movimientos bruscos de esa materia líquida, lleva a los terremotos. Finalmente llegamos al núcleo interno, que aún cuando se encuentra a altísima temperatura, a causa de la gran presión ejercida por las capas anteriores, se encuentra en estado sólido. Todo este conjunto de capas, está en perfecto equilibrio. Este es el gran secreto de la Creación: el equilibrio de los cuerpos. Fuerzas que se atraen y se repelen formando un infinito equilibrio de cuerpos celestes, todos formados de los mismos materiales primigenios que dieron lugar a la Tierra.

—Espero que comprendas todo el trasfondo que encierra esta rápida visita al conjunto que conocemos como Tierra y la enorme trascendencia que representa la contaminación que ha causado el hombre desde su aparición en el planeta. Ve la importancia que reviste el que cada ser humano produzca un promedio de tres kg de basura contaminante al día, multiplícalo por el número de habitantes de la tierra y verás la magnitud del problema.

—Bien, amada hermana Mente, ahora debemos volver a nuestro lugar, que es al lado de la parte mas frágil de nuestro ser, el Cuerpo, que ahora duerme y descansa, pero mañana volverá a enfrentarse con una realidad que lo rebasa, no obstante, deberá ser concientizado para que a su vez cree conciencia en su esfera de influencia. Es la única manera de tratar de revertir el daño causado. En otra ocasión volveremos a viajar.

La noche está en calma, aunque en el horizonte se contemplan nubarrones que presagian una probable tormenta. Habrá que esperar…..

Sergio A. Amaya Santamaría
Agosto 19/1998, Acapulco, Gro.
Noviembre/2008, Ciudad Juárez, Chih.








































1 comentario:

  1. Buen viaje "julioverniano" que invita a reflexionar sobre el daño que hacemos al único hogar que tenemos y no es cuento mi amigo. Un abrazo. H.

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