viernes, 4 de febrero de 2011

CUENTO DOS

Habían pasado varias semanas desde aquel extraño encuentro a la orilla del mar, mucho había meditado acerca de lo escuchado de mi Mente y de mi Espíritu acerca de la energía y el almacenamiento de nuestros recuerdos y experiencias durante nuestra vida; cada vez se me hacía menos fantasiosa la “Red Universal” del conocimiento humano.

Si vamos descontando las áreas del cerebro que ocupamos para las funciones corporales como la vista, el habla, los movimientos de todo el cuerpo, involuntarios o no, etc., realmente queda poco espacio disponible. Tenemos un número determinado de neuronas, de hecho varios millones, todas ellas interconectadas por las sinapsis, pero sabemos que, desde el momento de nacer, empezamos a perder neuronas, las cuales no se reemplazan, lo que nos lleva a suponer que, cuando somos adultos, con una gran cantidad de información aprendida, realmente nos quedaría poco espacio para almacenamiento; ahora bien, los grandes científicos, artistas y pensadores han logrado sus mayores avances siendo ya personas mayores, cuando teóricamente tendrían la menor cantidad de neuronas.

Algunos autores proponen que la memoria está almacenada en todas las células del organismo, aunque no definen cómo se realiza el almacenamiento y mucho menos, la recuperación.

Llegué a casa envuelto en este laberinto de ideas, cansado como estaba, me tiré en la cama sin poder dormir; después de un rato empecé a caer en un suave sopor. A través de la ventana veía la luminosidad de la luna, pero esta quedaba fuera de mi campo de visión.

De pronto, dos puntos luminosos aparecieron en el espacio que veía por la ventana y empezaron a acercarse, agrandándose, entonces los reconocí: Mi Mente y mi Espíritu estaban frente a mi, de esta forma comprendí que lo que había ocurrido en la playa, había sido cierto en realidad; tenía frente a mi a las dos partes principales de mi ser.

Ante eso, vino a mi la idea de que el llamado alter ego pudiera ser uno de ellos, así se los externé y la Mente respondió:

—En realidad, tu alter ego, tu otro yo, somos ambos en uno solo, es decir que ese yo interno que todos los humanos poseen, está formado por tu Espíritu y tu Mente; parece complicado, pero no lo es. Ese otro yo o alter ego, es tu Espíritu con todo el bagaje de conocimientos de la humanidad, mas tu propia Mente, con los rasgos de tu personalidad; ese conjunto de ideas, costumbres, hábitos y conocimientos, forman ese ser interno que eres. Si en el transcurso de tu vida logras prepararte, estudiar lo suficiente y logras poseer plenamente a ese ser que llevas dentro, podrías ser entonces un hombre superdotado. Pero, cuando menos en la vida de esta humanidad, solamente una mínima parte comprende y aprovecha una pequeña parte de ello y han sido los grandes genios de la historia, los seres que han llevado a la humanidad a los avances y conocimientos que hoy tiene y que constantemente realizan estudios y experimentos en un desarrollo dinámico, todo regido por esa Mente Universal que algunos llamamos Dios.

—Basta ya, -habló el Espíritu- dejemos esta charla para otra oportunidad, hoy vamos a tomar el asunto aquel que tanto te inquieta: La vida después de la muerte.

—Es este un tema muy polémico, como te pudiste dar cuenta, -retomó el diálogo la Mente- pues es casi imposible probarlo y digo “casi”, porque ha habido casos que se han podido comprobar, pero que poca gente ha aceptado.

—Ha habido casos de Psquiatras que en el ejercicio de su profesión han recurrido a la hipnosis regresiva y, para sorpresa del especialista, el paciente llega a un estado anterior al de su gestación. Mas de uno, con criterio mas amplio, han seguido el desarrollo de su terapia basándose en ese desconocido espacio de tiempo, donde resulta que el paciente ya tiene otro nombre y vive, posiblemente, en una ciudad diferente y una época diferente; en alguna ocasión se han cuidado de investigar la existencia de tal personaje y se ha corroborado la información. Desde luego que la medicina no ha aceptado abiertamente esta situación, pero te podemos decir que es una muestra de que hay vida después de la muerte.

—Como te hemos dicho, el tema de la Memoria Universal y de las vidas sucesivas están íntimamente relacionados, pues ese cúmulo de conocimientos no tendría razón de existir si no hubiese quien lo utilizara. Esa energía espiritual que todo lo anima, vuelve a su fuente original al morir el cuerpo; al formarse un nuevo ser, la energía animará a ese nuevo ser.

—Existe otra Ley Universal, a la que denominamos “Ley de afinidad”; es frecuente que, debido a esa Ley de afinidad, la energía de un difunto, a quien llamaremos “A”, vuelva para reencarnarse dentro de la familia “A”. Así se dan casos en que un cuerpo está animado por la energía de un antepasado, de ahí que, además de la herencia por los genes, esa persona presenta características similares a las del abuelo, o a las del tío Julio, no solo en lo referente a parecido físico, sino a preferencias intelectuales o habilidades artísticas o científicas.

—Digamos, de manera simplista, que el abuelo o el tío Julio llevan una nueva vida, unida a la del joven pariente, de la misma forma que ellos, en su propia vida, compartieron existencia con algún otro antepasado.

—Pero basta por hoy, dijo el Espíritu, tu cuerpo está limitado por las leyes físicas y debe descansar, pues aunque no lo parezca, estas pláticas consumen una buena parte de tus fuerzas. Descansa…, duerme y no olvides estas charlas.

Después de esto me quedé dormido, no sé cuanto tiempo pasó, pero desperté ya entrada la noche; aún estaba vestido y sentía hambre, así que me levanté a comer algo ligero; claramente recordaba lo que había soñado, …. O, ¿no había sido un sueño? En realidad no lo podría asegurar, pero lo importante es que recordaba.


¿FIN?

Sergio A. Amaya Santamaría
Abril de 2008
Ciudad Juárez, Chih.




























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